miércoles, 1 de marzo de 2017

Cerrando una puerta más

Jugando de visitando, la puerta se abrió
Era un pibe que venía de la grande
Esa, donde podes ver a tu viejo solo por las noches
No me costó mucho la transición,
Hice mis primeros amigos, mi primer bandita
Mis primeras historias en el barrio
Y así. Pasar a ser un gurí más.

Mis primeros bluses y mis primeras letras
Salieron de ese antro verde
Juntadas con amigos en la puerta,
Y el escaloncito… puta madre.
Si se habrán sentado culos en ese escalón
Creo no haber dejado a nadie sin conocerlo

El tiempo paso, y siempre pasa.
Más que muchos, lo entiendo bien
Y si bien la base de mi temperamento
Es abrazar mi lucha y mi dolor
Esta vez, debo soltar y dejarlo caer
Tal vez.... alguien lo junte por mí.

El barrio del que nunca me fui,
He vivido en tantos lugares
Y siempre era mi primera casa
Y siempre estuve… hasta hoy.
Hasta que las luces se apagaron
Y la puerta se cerró.

lunes, 7 de noviembre de 2016

El analista

Esto no es un cuento, esto no es un relato. Solo quiero dejar en claro que esto es lo que pasa dentro de mí y seguro dentro de ti, lo que mi mente crea para tranquilizar su sed. Esto es lo que soy. Esto es lo que somos.

Desde muy joven dejé de ver el mundo como algo claramente explicable, no me satisfacía solo ver lo superficial de los artefactos. Mi imaginación era tan poderosa que podía ver a la Tierra como una pequeña esfera dentro de un conjunto de muestras de un majestuoso Universo. 

Somos tan insignificantes, nuestros órganos vitales no son más que un conjunto de partes que funcionan en equipo para dar vida a nuestro ciclo. No somos más que un objeto dentro de un sistema más grande. Cuanto más analizo, más puedo separar en partes las entidades ¿Hasta dónde puedo llegar? Hasta donde mi mente quiera, hasta donde mi imaginación me lo permita.

Pero no se dejen engañar, somos un sistema débil. ¿Qué sucede si el sistema respiratorio o el sistema circulatorio dejan de funcionar o no lo hacen de forma eficiente? ¡Rayos! Quedamos a la deriva por completo, nuestro sistema se desploma. ¿Acaso Dios es un mal programador? ¿Tal vez no terminó la carrera de ingeniería?

Entonces me puse a pensar nuevamente: ¿Un sistema débil puede crear un sistema fuerte, un sistema perfecto? Y no necesito buscar demasiado dentro de mi cabeza, allí está la respuesta, muy cerca, a la vuelta de la esquina. Tenemos sistemas económicos, sociales y una enésima cantidad de sistemas más, pero me quedo con estos dos, que son los puramente creados por el hombre. Uno, justificado por la ciencia exacta, quizá los números en su abstracción absoluta permiten que millones de personas pasen hambre, o que países enteros sucumban ante su imponente presencia. Aquí estamos, parados frente a una gran incógnita. Un conjunto de hombres interrelacionados e interactivos entre sí, decidieron desde épocas de antaño cómo forjar el futuro, desde la monarquía, hasta la casi supuesta mejor democracia, pero no es perfecta; ya demostraron que pueden penetrarla, ultrajarla y modificarla para que unos pocos decidan ¿No consideraron mecanismos de seguridad contra daños intencionales de personas?

Me veo forzado a pensar que nuestra imaginación no es suficiente. Nos falta muchísimo para lograr un sistema conforme a lo necesario, que cumpla con todo lo pedido. Que sea descomunal... perfecto. Si tan solo pudiera calcularlo, podría así tener una vaga idea de cómo seria.

Abre tu mente, comienza a crear, ve más allá que todos nosotros, corrompe el estereotipo, no te dejes vencer, sé el paladín de los objetos, sé el primero de tu clase, una rama magnífica conectada al infinito del todo. Responde a un solo interrogante…

¿Hasta dónde tu imaginación está dispuesta a viajar?



Lisandro Ernesto Parera
Marzo, 2011

Empatía

A veces me siento un extraño
Diferente por intentar comprender
Lo que no necesita explicación

A veces me siento inservible
Defectuoso por no poder solucionar
Lo que no necesita resultado

A veces me siento aturdido
Ciego por no lograr percibir
Lo que no necesita ser visto

***

A veces quisiera no sentirme así
Porque puedo sentir lo que los demás
Pero los demás no sienten lo que yo

Febrero, 2012

La ultima ráfaga

Desmedido golpe de viento
La tela del abanico se corto
Sentido y dirección perdió
En su agonía pidió auxilio
sin oírlo, nadie lo rescato
Desvanecido en la soledad
El viento por fin, desapareció.

L.E. Parera
Dic, 2011

Imposible igualdad

          Me encuentro en un bucle infinito... Desesperado, sin una salida clara, deje de creer en la suerte o en el éxito. No soy una puta variable dentro de una formula imposible de resolver. Estoy harto. Nada me sorprende, nadie me sorprende, estoy varado en un mundo simple de personas simples… Si tan solo pudiera irme sin mirar atrás. Mi odisea hubiera terminado hace tiempo. ¡Pero no! No soy quien debe irse, debo estar, de mi dependen los demás… ¡sin mi no hay resultado! Dudo que entiendas de lo que estoy hablando, más si vieras donde me sitúo… Nadie vendrá por mí esta vez.

L.E. Parera
Nov, 2012


jueves, 28 de abril de 2016

Ausencia


Estoy sentado sin poder estar con vos
Te insulto y no me escuchas
No hay forma en que deje de pensar en vos
Te imploro pero me ignoras

Ya no se que hacer sin ti
Extraño las noches en que me abrazas
No importa lo que haga siempre estuviste
Porque ahora me abandonas

Te necesito y no se que hacer
No hay nada que te suplante
Soy adicto a tus encantos

Solo espero volverte a tener

Necesito mi internet...

Ago, 2011

martes, 29 de marzo de 2016

Una Tarde Gris en el Kiosco


            Una tarde gris. Nubes espesas ocultan la luz. Intensa la lluvia, incesante, provoca charcos en la vereda, los árboles sueltan sus hojas sin más.
            Acá me encuentro en mi trabajo. En un Kiosco. Sentado, escribiendo estas líneas para vos, mi amor. Solo puedo pensar cuestiones en que estés presente de alguna forma. Veo petacas de alcohol, cualquiera, no importa el color ni el grado. Estoy completamente seguro que son menos embriagadoras que tus caricias en la mañana. Veo los chocolates y de ninguna manera son más sabrosos que tus besos en la noche.
            Clientes, empapados hasta las hendijas, esquivan los charcos, confiados en que se mojaran menos los talones. Ilusos, que más da. Entran al kiosco en busca de felicidad. Pierden la noción del tiempo eligiendo. Se elevan por los aires imaginando que llevaran, pero se chocan con el techo, no son muy profundos y penetrantes sus pensamientos. Poco a poco, caen desplomados con la dulce verdad. Sintiendo como si tuvieran un ancla atado a los pies. Cada vez más desnudos, como si alguien los asaltara. ¿Desazón o sorpresa? No lo se. Lo que si sé, es que solo yo, puedo contemplarlo. No es que me divierta, un poco de satisfacción si, pero estoy en todo mi derecho. Es el acto de justicia que el empleo me proporciona, por interrumpir mis sueños y deseos tan bellos.
            Cayó la tarde, sigo pensando en vos. Esperando que me reemplacen pronto. Así puedo escucharte un rato antes de irme a la cama. Es un deleite oír cada vocal, cada consonante, cada palabra o cada frase que emiten tus cuerdas vocales en su suave armonía. No hay dulce que calme mi ansiedad. Ni chocolate que consuele la distancia. Altas dosis de alcohol solo mitigan el dolor. Pero el calor que tu cuerpo me da en las noches, no hay licor que lo sustituya.
            Ahí llega mi preciado compañero, al menos cuando me reemplaza, lo aprecio en verdad. Junto mis cosas rápidamente, nada mas me detenía en este lugar. Abro la heladera de bebidas y escojo un agua mineral. Mi camino es largo y necesito algo fresco. Claro que preferiría tenerte a vos conmigo, tu encanto y frescura hidratan todos mis sentidos, limpia mi sangre y envuelve mi corazón con un manto de pasión y amor.
            Salgo del negocio y de un estirón salto el charco. Miro a los costados. Cierro mi sobretodo hasta el cuello, y abro el paraguas negro. Solo pienso en llegar a mi casa para desvelarme a tu lado y conquistarte como todas las noches.


L.E. Parera
Oct, 2011